Entendiendo las Oficinas Colaborativas u Oficinas de Coworking

El entorno físico de nuestras empresas u organizaciones afecta en forma directa la productividad y la cultura organizacional, es entonces posible lograr un adecuado balance de espacio físico y productividad, a través de espacios colaborativos?

Los Espacios Colaborativos o Coworking han crecido en las últimas dos décadas como una opción de espacios de oficina creativos, funcionales, humanizados y en muchos casos incluso divertidos, con un aire de libertad. Las oficinas de Coworking llegan como un espacio de encuentros donde se promueve la interacción entre los individuos y se fomenta la cultura organizacional.

Hoy podemos encontrar una amplia oferta de espacios colaborativos según necesidades de empresas y usuarios.

Su origen no es exclusivo de los últimos años, ya desde 1930 el Arquitecto Frank Lloyd Wright diseño en el edificio Larkin en Búfalo, New York un piso de espacio libre con escritorios en fila y oficinas con vista en la periferia para los supervisores, de ahí se desprendieron miles de diseños, opciones y variables de espacios de oficinas, siendo el más notorio en los años 80 el cubículo de oficina diseñado por Herman Miller, cubículo que fue optimizado y reinterpretado hasta el punto de la industrialización, donde lo único importante eran los resultados sin importar el confort del espacio, convirtiendo las oficinas en pasillos llenos de madrigueras.

No fue hasta mediados de los noventa que se empezó a implementar un concepto llamado Hot Desking, inspirado en el Hot-Racking, término utilizado por los marines del ejército de Estados Unidos donde compartían las literas por turnos para reducir el espacio de camas y optimizar espacio.

¿Pero cómo funciona una oficina de espacio colaborativo y su diferencia de la oficina convencional?

Lo primero y más importante que debemos entender es el cambio que se genera en la estructura organizacional, la forma de trabajar y en la cultura corporativa. Se dejan atrás las oficinas fijas, cerradas y los cubículos, hay una reducción en la duplicidad de funciones o espacios y se genera una interacción más horizontal e igualitaria.

El espacio de trabajo abierto funciona de forma fluida y se presta para generar una colaboración entre individuos y equipos de trabajo, sin embargo, también se necesitan espacio privados para actividades de concentración, reuniones privadas y espacios para llamadas. Esta mezcla se logra con espacios abiertos, salas de reuniones, áreas informales para grupos, cabinas para llamadas y zonas diversas de acercamiento.

Los espacios de colaboración y los espacios complementarios deben de estar equipados con las tecnologías y herramientas adecuadas para el desarrollo de los trabajos, por ello el factor tecnológico es de gran importancia en este tipo de diseños.

Las oficinas o espacios dedicados exclusivamente al Coworking van un paso más allá de solo un espacio colaborativo. Este segmento de oficinas no solo cuenta con espacios abiertos y compartidos, también se incluyen diferentes formas de membresía donde los usuarios individuales o corporaciones pueden coexistir, recibiendo servicios como recepción, mensajería, cafetería, servicios digitales, lockers, sistemas de reservas en salas de reuniones, espacios para eventos,
entre otros. Todo en un ambiente moderno, con alto grado de diseño y arquitectura, mezclado con rasgos y características de la ciudad o localidad donde se ubican.

Los beneficios para las empresas son muchos, sin embargo la adaptación a estos nuevos esquemas de trabajo es un proceso en el cual empresas y colaboradores deben estar dispuestos a asumir. Entender las nuevas necesidades de oficinas y como se proyectan a través del espacio físico son fundamentales, un trabajo integrado entre el arquitecto o equipo diseñador, los usuarios y la organización es fundamental para lograr espacio balanceados.

Serán los esquemas colaborativos un nuevo estándar y llegarán estos mismos a cambiar la forma como vivimos, trabajamos y disfrutamos de nuestro tiempo…